Lucia Sardagna nació en 1960 en el seno de una familia amante del arte, hasta el punto de que desde pequeña le enseñaron a apreciar la belleza de la naturaleza pero también de la música, el dibujo y la pintura.
A los dieciocho años empezó a dedicarse a dibujar sobre hojas negras con lápices y pasteles: el fondo negro y una especial atención a los ojos, tanto en la figura humana como en los animales, siguen siendo un rasgo distintivo.
Es una artista instintiva natural y autodidacta, lo que le permite expresarse libre de condicionamientos y patrones preestablecidos.
Utiliza diferentes materiales como soporte: desde la madera hasta la tela, desde papeles de diversas texturas y consistencias hasta lienzos, desde arcilla hasta tejas, según la inspiración del momento; así como en la técnica: pasteles, pasteles al óleo, acuarelas, carboncillo, acrílicos y óleos, elementos materiales y más.
Un color, un juego de luces, la asociación mental con una experiencia o imaginación se interpreta con formas y materiales y colores que viven en su sentimiento.
Tiene una producción ecléctica que se puede agrupar en rostros, animales, referencias a otras culturas, dibujos infantiles, resúmenes y, a menudo, hay mensajes simbólicos para comunicar sus pensamientos sobre el mundo.